El aikido rompe con
la idea de que sólo se puede avanzar o lograr sobresalir mediante
la competencia. Compiten los comercios, las grandes empresas, los alumnos
por una calificación en la escuela, los deportistas y después
con un desarrollado sentido de pertenencia, una aparente gran civilización
y con enorme tecnología, hacen la guerra los países.
La sociedad actual
nos ha hecho pensar que la competencia es la mejor forma de ganar o
de alcanzar el éxito. El verdadero éxito esta en una ganancia
más real, en lograr un beneficio mutuo entre los participantes
en cualquier actividad.
Imaginemos que en
las Olimpiadas los países se reunieran no para ver quien consigue
más medallas y creer con eso que un pueblo es mejor que otro,
sino para compartir sus experiencias y técnicas y ayudar de acuerdo
a sus diferentes medios y posibilidades, al mejoramiento de la especie
humana. No se diría; "yo te gané" sino, "gracias
por permitirme ayudarte", tampoco; "lastima, he perdido"
sino, "gracias por ayudarme, la próxima vez espero poder
devolverte el favor".
En fin, aún
hay mucho por avanzar y es por eso que el aikido debe continuar adelante
sin permitir la competencia, porque la misma puede llevar muy fácilmente
a la vanagloria, el orgullo, el odio o la agresividad, pasiones que
entre más se desarrollan, más apartan al ser humano del
verdadero crecimiento.

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